Y me enseñaste a conocer la alegría compartida en un mundo tan solo de dos.
Tú quien con tu sueños y anhelos devuelves a mi corazón la esperanza, la firme convicción de que se puede creer en el amor.
Yo quien solo he sido aprendiz para entender tu ser, me siento complacida de estar en el altar de tu corazón.
Tú que tan solo mirarme con tu mirada sincera, transmites a mi vida la tranquilidad para confiar.
y Yo me he convertido en la fiel receptiva que decodifica para querer y amar.
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